martes, 13 de julio de 2010

Liberal@ de tus raices

-¿Como puedo hacer que se sienta bien?

- Oh, hay una manera... pero has de estar dispuest@ a pasarla.
No es agradable, ni segura, y me duele tener que nombrarla siquiera, pero si crece como persona, al final solo quedará redención.

- ...¿cual?

- El odio.

- Pero no me odiará jamás...

-Me alegro. Entonces solo te queda un recurso, el bueno: tiempo.

martes, 15 de junio de 2010

- ¿De qué te ríes?

- Es porque Estoy feliz.

domingo, 13 de junio de 2010

Sara

Siempre recordaré ese paseo.
-"Aprovecha esta vista, pocas veces puedes verla" Decías mientras me cogías del brazo.
Llovía en Zaragoza, las nubes ocultaban el que sería el mejor atardecer hasta entonces.
-"Ya la veo"
Tan bonita, tan hermosa.
Pasarán años, caerán más ciudades. Se batallarán más guerras, y en alguna saldremos derrotados o nos erigiremos como héroes. Pero atardecer más bonito no habrá.

Por hacerme sentir que puedo querer.

Com amor,
13-Junio-2010

Aún queda mucho por vivir
Arriba, arriba de las olas
surge el rayo, que tembloroso el corazón
parte en dos y arrodilla a la razón.
De las espinas, las rosas
y entre el mar de emoción,
un día subí, y al día siguiente
venía marejada.
Gotitas de sal, dulce aroma,
tu piel al despertar, corona de sol,
rayos de luz, piel de melocotón.

viernes, 14 de mayo de 2010

subi, al mar

Ante el barrunto del cielo se calló la tarde,
gris el crepúsculo de un mar tan grande
que se agita, se ahoga, y se rompe
Suaves las olas que a la arena mecen,
y borran los pasos que otros han dado
Azules de tarde, azules de frío
azules, todo lo azul que el cielo ha tenido

domingo, 11 de abril de 2010

Zaragoza, tarde de un domingo de abril. Soleado, sopla el cierzo de poniente. Suave, lo necesario para hacer ondear tu pelo mientras paseamos. Una mano se enternece en caricias, las palabras las arrulla el río. Esperamos, viendo los árboles sin nombre rozarse cándidamente con el agua que pasa. El sol cae despacio, deleitandose con aquello que está creando. Un aroma de tarde, de descanso, un aroma cálido y tranquilo. Hablamos y me miras, aún estás preciosa.

La tarde menguante y naranja nos observa con buen semblante, sentados en el parque, al lado de donde corren niños, pasean perros y juegan chavales que se entretienen en ser felices. Charlamos distendidos mientras vamos mirándonos cada vez con más ternura. Tus labios y los míos pronto serán fruta madura.
Dulce melocotón, helados de fresa y nata.

Y al terminar, un saxofonista endulza el aire, ya frío por la noche. Entre el público nuestro calor aún nos mantiene vibrantes, en armonía nos decimos adiós y nos sentimos. Nos miramos al marchar y sonreímos. Nos queremos, eso es lo mejor.

domingo, 21 de febrero de 2010

De paseos

A todos nos gusta tomar un poco el aire, estos días grises de lluvia también tienen sus cosas buenas, el sol no quema la nuca cuando sales a dar un paseo.
Hoy decidí buscar un lugar por el que paseé hace unos años, lo recordaba agradable, y desde luego ha vuelto a serlo.
Aunque el tiempo pasa para todos, donde antes empezaba el camino ahora se encuentra un gran hoyo cavado en la piel de la tierra, una gran herida latente que servirá de paso a los vehículos.
¿Alguna vez habéis visto una herida recién abierta en la piel? Parece algo que no debería estar ahí, hasta que con el paso del tiempo se convierte en una cicatriz, en parte de nuestro pasado. Así estaba hoy el monte, con una gran herida que lo atravesaba, algo que no debería estar ahí y que con el tiempo dejaremos de ver como algo extraño.
Por suerte he encontrado también algunas cosas interesantes.


Ando mirando un poco a todas las cosas y fijandome en las que me llamen más la atención. El musgo naciendo a la sombra, las primeras flores en los almendros, estas que morirán en una mañana fría:


Más adelante el suelo parecía oscurecido, así que me acerqué, descubrí entonces unos misteriosos trozos de algo negro


¡Ah! ¡Encontré a los culpables!

Unos lanzaplatos de un campo de tiro. Rufianes!! Todo lleno de vuestras cacas.

El paseo siguió como siguen todos los paseos, con un buen rato de relax, algunos animalillos salvajes, trazos de los mejores olores de la casa : romero, tomillo, pinos, polen.
Y al final un curioso paisaje



Las piedras que alguien se habia molestado en poner, quizá el ermitaño de la ermita de santa barbará, cuyo perro ha jugado conmigo un ratico. Espero que siga vivo el don ermitaño, porque no se veia a nadie en casa y el perro estaba sucio cual mendigo.
Otro agradable paseo, encontrando cosicas curiosas.
No puedo estar quieto, no, ya no.
No a la sombra de estas cuatro paredes.
¡Ah, Que nauseabundo olor destilan
las luces tras sus cristales!
No soporto los sonidos ablandados,
empalagosos, delirantes,
que se sostienen en la habitación.
Como una fiera salvaje
abandonada al salvaje exilio
de una vil represión.
Estarse quieto, que muerte tan lenta
¡que crueldad!
Ver como el día pasa tras unos cristales
es una triste agonía.
Solo un remedio basta,
salir y formar parte de ese día.
Ya el sol se pone, mientras escribo,
los trinos se van apagando,
dejando paso al murmullo del río, solo en la noche
siempre en movimiento.


sábado, 20 de febrero de 2010

Me levante tarde: a mediodía, por la mañana,
por la tarde, por la noche.
Recordé, de súbito, y brevemente
"el color del prisma está cambiado"
y recordé como eran los otros colores,
como era la armonía lloviendo sobre mi cuerpo.
Las nubes del cielo, de color cambian
al tocarlas, como si fuese un lago que se agita,
y sus concéntricas ondas se extienden
a lo largo de todo cuanto lo rodea.
Una sonrisa en el cielo,
y un corazón pequeño
donde caben todos los mundos,
donde viven todos los sueños.
Apague la vela y me desperté,
era por la mañana, o quizá por la noche,
por la tarde, a mediodía.
Pero desperté, en un instante, fugazmente.

viernes, 19 de febrero de 2010

Y entonces, cuando una vela se apagó, me dí cuenta
de todo lo que habías vivido
y mi ser se rindió, decidió cuan estúpidas fueron mis dudas.

La distancia entre los dos, alcanzable pero lejana
tu mirada hacia dentro
donde habitan las paredes que calman el rocío
Tu amor tan dulce
y tus miradas a veces tan lejanas, tan inalcanzables