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Me descalzo y echo a andar, aún me queda tiempo para pensar.
Gotas de agua rozan los bordes de mi piel,
que exhudan tristezas y rostros de soledad.
Sigo andando, pero en vertical,
dejando las curvas peligrosas para la recta final.
Todo no pudo ser planeado de mejor manera,
la luna radiante y los pasos de piedras.
Y yo sigo andando, mirando atrás,
sintiendo que a lo mejor mis pasos ya no me llevan a ese lugar.
Echame un lazo, vaquera,
que me olvido intentando recordar.