A veces era una estrella
que brillaba en lo oscuro de la noche
a veces era un sol
resplandeciente a medio dia
Damisela floreciente
¡en que rosa te has convertido!
Mas no marchitan tus petalos
con el paso de los estíos,
//ni con el crujir de los otoños aridos.//
A tu lado crecí en constancia,
en vigor y en armonía.
Más mis días me llevaron
al norte y al sur de otras cimas.
Dime, tu María, como tornas livianas
las desdichadas curvas.
¿Es amor lo que sientes
cuando la tierra se ilumina?
Surtidor de agua fresca,
el manantial de alegría.
Mi humilde cantimplora
ya casi se halla vacía.
No esperes que beba de ella,
hoy la necedad me ciega.
Se sienta solemne, a oscuras,
retandome a que pierda.
Dime, tu María, como haces
para hecharla de tu puerta.
miércoles, 6 de mayo de 2009
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Creo que necesitas sublimarla.
ResponderEliminar¡Quémate con ella!
Un abrazo,
El amor no se responde, siempre es pregunta...¿te enamoraste? Cuentame, cuentame...
ResponderEliminarUn beso!