sábado, 21 de marzo de 2009
A leo
Gracias hombre desconocido de mirada añeja por devolverle la luz a mi espíritu de león por unos instantes, por dar alas a mis ideas una vez más, por recuperar mi herida y hacerla tuya y de los demás. Gracias por despertar al pajarillo de mi conciencia y hecharlo a volar, lo tenia dormido de tanto masticar ratos agrios.
Una persona con un corazón como unica arma y palabras honestas como balas de plata.
Seré de fácil impresión, quizá, pero me hiciste recordar que en un tiempo soñaba con esa palabra y me hacía vivir con pasión cada segundo.
Sin más, Leo, gracias.
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