sábado, 25 de abril de 2009

Sabados de mercedes - Relato "erotico"

Tic, tac.
Tic,
Un pequeño reloj de mesilla de los que se pueden encontrar en cualquier todo a cien.
Tac
La persiana bajada dejando entrar pequeñas manchas de luz entre las rendijas, sombreando la pequeña habitación de estudiante a lo dálmata. Dejando entrever un brazo de hombre colgando de la cama.
Lineas grises, cálidas y aromáticas dibujaba un incienso en el borde del escritorio, mientras la mano dejaba caer la ceniza de un cigarro de maría.
-¿Que hora sería?- Me incline ligeramente intentando adivinar la hora por la intensidad de la luz que entraba por las rendijas. - La tarde ya cae, estoy seguro, empieza a desvanecerse el bullicio de los trabajadores, y ya no se oye a los niños.
Acababa de despertarme, aunque aún no tenía consciencia de ello, seguía sumido en una nube que llevaba mi memoria a la noche anterior, constantemente, a cada pulso de mi corazón.
-Ella...- Lancé un pequeño suspiro y aspiré otra bocanada de santa sativa. Luego dejé caer mi cabeza hacia atrás mientras expulsaba el humo poco a poco, saboreandolo. - era tan hermosa...

Eran las dos de la madrugada, el comedor estaba sumido en un ambiente cálido y agradable, varias personas, todas jovenes, se apelotonaban en los sofás hablando de curiosidades y temas triviales. Yo en esos momentos suelo aburrirme y decido jugar a disfrutar de la gente en vez de procurar una conversación digna. Estaba empezando a adormilarme entre tanto humo y cervezas cuando entro ella. Iba acompañada de una amiga, morena, vestida con un ceñido vestido rojo, unos ojos penetrantes y de mirada astuta. Eso su amiga. Ella iba un paso detrás, vestía unos vaqueros ceñidos y un blanco jersey de lana ancho, con el cuello abierto, dejando ver ligeramente su piel de almibar, su pelo era moreno, ligeramente ondulado y le caía hasta los hombros. Sus ojos no se escondían, su mirada al entrar en aquella sala en penunmbras me destrozó. Sentí que mi corazón latía de nuevo, que algo más fuerte que un mero instinto me impulsaba hacia aquella mujer de palpitantes labios, que parecían romper el aire diciendo "Te quiero" al exhalar cada bocanada de denso humo claro.
No sé como se llamaba, yo tampoco le dije mi nombre, aún hoy me cuesta recordar nitidamente esa noche, la gente que estaba allí, de lo que hablaban. Pero puedo recordarla a ella, como posé mi mano en su hombro y la hice descender a través del ancho cuello de su jersey, rozando con las yemas de los dedos su suave piel, besando con ternura y devoción su cuello. A la luz de la luna, fue una escena que arrasó todas mis penas y mis dudas.
El fuego ardía en forma de esplenderoso momento, la recosté sobre mi estrecha cama mientras sonaba "Love me tender" de elvis presley en un viejo "loro" aposentado en una estantería.
Me susurró, acercando sus dulces labios, que la amará esa noche, que la amará como si fuese la única mujer de mi vida, que la amará con toda mi fuerza interior. La miré unos segundos a los ojos, profundamente, para mí fueron eternos, perfectos. Ví como una gota caía en el centro de un pozo y una luz latía con amor de ser hallada.
-Te amaré esta noche, te amaré el resto de mi vida en este instante.- La penetré mientras aún seguiamos mirandonos. Fuimos incapaces de decir nada más aquella noche, solo pudimos mirarnos y morir una y otra vez en ardiente placer y deseo de encontrarnos y devorarnos hasta que no quedase del otro más que el corazón en carne viva.

4 comentarios:

  1. Que barbaridad! "Fuimos incapaces de decir nada más aquella noche, solo pudimos mirarnos y morir una y otra vez en ardiente placer"

    Me pregunto cuantas veces resucitasteis.

    Un saludo TresPuntos. Gracias por participar

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  2. Un encanto tu relato, dan ganas de una noche como esa. Besitos.

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  3. Enhorabuena, puntos suspensivos, la verdad es que, aparte de un aire de tenso misterio, el relato muestra una fantasía tan creíble que parece real. Me gustó, mucho, es cierto que se notan un poco los saltos de escenario, pero para continuar con la estructura apropiada se saldría del Sábado de Mercedes y se convertiría, casi estoy seguro, en una interesante y sugerente novela.

    Disculpa el retraso, no sé como pude saltármelo ayer, pero el tuyo y otro más quedaron, sin comentario por un descuido mío.

    Saludos

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  4. Precioso relato que me trasladó a mi época de universitario, cuando también fumaba maría y acababa en el cuarto de alguien con mi chica, por supuesto escuchando a Elvis o música de los 50/60.
    Muy Bien

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